Blog dedicado a la vida y la obra del escritor Edgar Allan Poe.


miércoles, 15 de mayo de 2013

Poe, las drogas y el alcohol

Fuente original: E. A. Poe Society of Baltimore. The mysterious death of Edgar Allan Poe
Traducción: Malvanegra

Poe y las drogas

El uso que Poe hizo de las drogas, para la mayoría, fue un simple recurso literario. En algunas de las historias más fantásticas de Poe, sus narradores admiten consumir opio, pero uno debería darse cuenta de que son esos narradores, y no el propio Poe quien consumen las drogas. Las historias de Poe están a menudo escritas en primera persona, y dado que fueron impresas bajo su nombre, muchos de sus lectores cayeron en el error de confundir el escritor real con el escritor ficticio. Esta incomprensible confusión comenzó con la publicación de los Cuentos de Poe, los cuales fueron catalogados en más de una ocasión como "las extrañas efusiones de un consumidor de opio". Aunque muchos se preguntaron si la imaginación de Poe estaba ensombrecida por las drogas, no parece que nadie lo haya acusado seriamente de consumirlas habitualmente a lo largo de su vida. Incluso el enemigo más amargo de Poe, el Dr. Thomas Dunn English admitió que "de haber tenido Poe el hábito de consumir opio cuando lo conocí, yo, como médico y hombre de observación, debería haberlo descubierto en sus frecuentes visitas a mi consulta, mis visitas a su casa, y nuestros encuentros en cualquier otro lugar. Sin embargo no vi signos de ello".

En 1884, el Dr. John Carter, que conoció y examinó a Poe, escribió a G. E. Woodberry: "Poe nunca consumió opio en ninguna situación de la que yo tenga constancia... nunca escuché ninguna alusión al respecto, y si él hubiese contraído el hábito, éste lo habría acompañado a Richmond". Siguiendo a este extracto de las palabras del Dr. Carter, Woodberry aporta su propia opinión: "Me inclino a pensar que Poe comenzó a tomar drogas en Baltimore, y que sus períodos de abstinencia de licor se acompañaron de consumo de opio..." Dado que nunca conoció a Poe, y además tampoco aporta pruebas que sustenten su opinión, las conjeturas de Woodberry no deberían tenerse en cuenta. Por desgracia, Hervey Allen citó por error las palabras de Woodberry como si fueran parte de la carta de John Carter en su biografía "Israfel. Vida y tiempos de Edgar Allan Poe". Este episodio nos sirve para ver cómo un experto competente puede cometer un simple pero embarazoso error. La implicación en este caso puede ser muy seria, puesto que muchos lectores aceptan lo que leen como cierto y son reacios a comprobar la verdad en las fuentes originales. El lector del Israfel de Allen se queda con la falsa impresión de que Poe fue etiquetado como un consumidor de opio por un testigo de primera mano con conocimientos médicos.

La única prueba de que Poe declarara utilizar opio se encuentra en una carta a Annie Richmond del 16 de noviembre de 1848. En una serie de frases inconexas, le habla a Mrs. Richmond sobre su intento de suicidio utilizando láudano. De ser cierto, su pérdida de conciencia antes de que pudiese tomar la dosis completa es un argumento a favor de que su cuerpo no estaba acostumbrado a la droga. También se puede pensar que el episodio entero es demasiado romántico como para no ser más que otra de las invenciones fantásticas de Poe, creada para impresionar a su amiga con su profunda desesperación.

Es lógico pensar que Poe realmente utilizó algo de medicación derivada del opio, ya que éste era un ingrediente farmacéutico bastante común en la época, pero eso es todo. Puede afirmarse con seguridad que Poe no era un drogadicto.

Poe y el alcohol

Desde un punto de vista puramente médico, debería ser justo decir que Poe era un alcohólico. Desgraciadamente, el uso común de este término lleva más allá de su significado estrictamente médico. Primero, sugiere que la vida de Poe fue una larga serie de juergas con alcohol, lo cual es cruel e inexacto. Segundo, esa afirmación es utilizada para descatalogar a Poe como escritor, como si sus poemas e historias fueran mejores o peores en función de sus hábitos personales. Es lógico decir que ninguna de las historias o poemas de Edgar fueron inspirados o escritos bajo la influencia del alcohol. La prueba de esta afirmación es evidente por sí misma. No es fácil imaginar una de las largas frases de Poe, fluidas y cuidadosamente construidas, elaborada bajo un estado que no sea la sobriedad. 

Debemos tener mucho cuidado al aceptar como cierto cualquier comentario sobre la afición de Poe a la bebida. Los enemigos de Poe, y otros que deberían saber más antes de hablar, con frecuencia atribuyeron a la bebida cualquier referencia a sus enfermedades. Aunque parece que más de una y dos copas pusieron a Poe muy enfermo, no es comprensible asumir que nunca estuvo enfermo de otras causas por otro lado más comunes. Además no deben contarse las repeticiones de un suceso único como si fueran independientes, por no mencionar cuestiones obvias a tener en cuenta, tales como el carácter de los testigos, la fiabilidad de la memoria del que nos cuenta las cosas o que los recuerdos fueron recogidos después de más de una década. Los testimonios de segunda mano tampoco deberían aceptarse.

Ciertamente, Poe bebió, y en ocasiones más de lo aconsejable para él, incluso tras haberse prometido a sí mismo mantenerse lejos del alcohol. También parece que el padre de Poe (David Poe, Jr.) y su hermano (Henry Poe) fueron grandes bebedores. El 10 de agosto de 1829 Poe le escribió a John Allan: "Henry está completamente entregado a la bebida y no puede ayudarse a sí mismo". Estos lazos familiares a la bebida podrían sugerir una predisposición genética, algo consistente con nuestro concepto actual del alcoholismo. Las repetidas, y frecuentemente fallidas, promesas de que dejaría de beber para siempre no son más que esa coletilla que nos recuerda al alcohólico.

Los flirteos de Poe con el alcohol, sin embargo, fueron intermitentes. Algunos días seguidos bebiendo, seguidos de meses e incluso años de abstinencia. En abril de 1841 Poe escribió al Dr. J. Evans Snodgrass defendiéndose de las acusaciones de W. E. Burton: "Soy moderado hasta la severidad...  en ningún momento de mi vida fui lo contrario... mi carácter sensible no podría soportar la excitación que preocupaba todos los días a mis compañeros. En pocas palabras, a veces sucedía que yo estaba completamente borracho. Varios días después de cada exceso debía guardar reposo en cama invariablemente. Pero han pasado unos cuatro años desde que abandoné toda bebida alcohólica... cuatro años, con la excepción de una única desviación cuando me ofrecieron usar sidra con la esperanza de revertir un ataque de nervios". Que Poe admitiera esa "única desviación" habla a favor de su honestidad en esta carta.

Existe poca documentación sobre Poe y el alcohol anterior a 1841. Mucha de la que existe sólo procede de recuerdos escritos mucho tiempo después de los hechos que tratan de narrar. Sus inicios en la bebida pudieron ser en 1826, cuando asistió a la universidad de Virginia. Apartado por primera vez del control e influencia paternos, muchos jóvenes cayeron bajo el hechizo de la vida salvaje. La bebida, el juego, e incluso luchas con pistolas fueron problemas frecuentes. Poe no era inmune a tales tentaciones. En 1880, uno de los compañeros de clase de Poe, Thomas Goode Tucker recuerda: " habría agarrado un vaso entero, sin agua o azúcar, y se lo habría echado al coleto de un sólo trago. Esto con frecuencia lo agotaba; pero si no, rara vez volvía a la carga". Debería discutirse cuánto y con qué frecuencia Poe bebía durante la universidad. En 1868 William Wertenbaker dijo: "Con frecuencia le veía en la sala de conferencias y en la biblioteca, pero nunca noté en él la más leve señal de estar bajo la influencia del licor. Entre los profesores tenía la reputación de ser un joven sobrio, tranquilo y ordenado".

Parece que Poe se mantuvo alejado de la bebida tiempo después de dejar la universidad. Cuando dejó el ejército en 1829, se le dieron tres cartas de recomendación. El teniente J. Howard relató: "Sus hábitos eran correctos, y por completo fuera de la bebida". El capitán H. B. Griswold dijo sencillamente que Poe era "ejemplar en su comportamiento" y el teniente coronel W. J. Worth que Poe "parecía estar libre de los malos hábitos". En varios testimonios, Poe comenzó a beber una vez que entró en el West Point. Timothy P. Jones recuerda que Poe "realmente se dio al vicio al poco tiempo de entrar en la escuela". Thomas W. Gibson aporta algunos comentarios contradictorios en 1867: "no creo que se intoxicara estando en la academia, pero ya había adquirido el peligroso hábito de beber de forma constante". Ni Jones ni Gibson son testigos completamente fiables puesto que fueron sometidos a consejo de guerra y despedidos del West Point en 1832, John por negligencia hacia sus deberes militares y académicos, y Gibson por prender fuego a un edificio cercano a los cuarteles. También debe tenerse en cuenta que John relató sus recuerdos en 1903, unos 70 años después de sus días en el West Point.

El siguiente dato de Poe bebiendo transcurre en Baltimore, en 1832. Su amigo Lambert A. Wilmer recuerda en 1866: "En una ocasión, cuando fui a visitarle a su apartamento, me sacó una jarra de una bebida alcohólica procedente de Jamaica, de acuerdo con una práctica muy común en esos días... Poe consumió moderadamente dicho licor; y esa fue la única vez en que le vi tomar bebidas fuertes. En otra ocasión estuve presente cuando su tía, Mrs. Clemm, le regañó  severamente por haber llegado a casa bebido la tarde anterior... deduje de la conversación entre Mrs. Clemm y Poe que la falta por la que le reprendió no era de ninguna manera frecuente, y nunca más escuché que le amonestaran por una situación similar".

La primera referencia segura respecto a que Poe bebiera sucede en Richmond, en 1835. El 8 de septiembre de este año, T. H. White, propietario del Southern Literary Messenger, escribió a Lucian Minor: "Poe es ahora mi empleado... no como editor. Por desgracia está bastante disipado y por lo tanto no puedo confiar mucho en él. Su disposición es agradable. Será de bastante ayuda en la corrección de pruebas, o al menos eso espero..." Poe no cumplió por completo tales esperanzas y White se vio obligado a dejarle marchar unas semanas más tarde. A finales de septiembre, Poe solicitó ser readmitido prometiendo evitar la bebida. En diciembre White volvía a escribir a Lucian Minor: "Poe, siento tener que decírtelo... todavía le da a la botella". El 22 de enero de 1836, Poe escribió a J. P. Kennedy: "Aunque no respondí tu amable carta de advertencia de hace unos meses, ésta tuvo gran influencia sobre mi. Desde entonces he luchado resueltamente contra mis enemigos y me siento muy a gusto y feliz al respecto". Al final de 1836, parece que Poe recayó y White se vio obligado a despedirle. En 1875, R. M. T. Hunter, que había conocido a Poe en la universidad de Virginia, recuerda: "aquí, en Richmond, sus hábitos no eran buenos... Poe era el único hombre en la plantilla de White capaz de hacer ese trabajo, y cuando ocasionalmente bebía estaba incapacitado para hacerlo". El propio Poe admitió sus fallos durante ese tiempo. En una carta que envió a J. E. Snodgrass en abril de 1841, Poe escribe: "...durante un corto período de tiempo, cuando residí en Richmond y dirigía el Messenger, es cierto que cedí a la tentación a la que resistí por el espíritu de convivencia del Southern".

Habiendo dejado Richmond, Poe y su familia se trasladaron a Nueva York, donde compartieron un piso con William Gowans. En 1870 Gowans recuerda: "Durante ocho meses, o más, una casa nos contuvo, una mesa nos alimentó. Durante ese tiempo vi mucho de él... y debo decir que nunca le vi en lo más mínimo afectado por el licor, ni caer en ningún vicio conocido...". El 19 de julio de 1838, Poe escribió a James Kirke Paulding, "La imprudencia no se ha amontonado en mí hasta el hábito... he sido plenamente consciente de la degradación e inmoralidad del curso que he seguido hasta ahora, y he abandonado todos los vicios, y sin dificultad". En 1896, el Dr. Thomas Dunn English recordó haber encontrado a Poe borracho en 1839: "Pasaba por la calle de camino a casa, cuando vi a alguien moviéndose con dificultad en un vano intento por levantarse de la cuneta... Para mayor asombro, me di cuenta de que era Poe. Él me reconoció, y ... ofrecí pasarme a verle a su casa... Tres días después de aquel encuentro visité a Poe (recuerdo que fueron tres porque los siguientes dos días no estuvo en la oficina), y éste se sentía muy avergonzado por el asunto, diciendo que aquello era algo inusual en él, y que no volvería a suceder... Fue varias semanas después que observé otra situación extraña. En aquella ocasión escuché a varias personas decir que se había encontrado a Poe bebido en la calle después del atardecer, y que alguien le ayudó a ir a casa". Debería tenerse en cuenta que, después de 1845, Poe y English fueron enemigos, y que el segundo incidente explicado es un simple rumor.

Entrado enero de 1842, comenzó la larga y grave enfermedad que causaría la prematura muerte de Virginia en 1487. La tensión emocional de su convalecencia, unido a sus intermitentes remisiones y recaídas, condujeron a Poe a accesos de depresión y de excesos en la bebida. "Durante estos ataques de absoluta inconsciencia bebí, y sólo Dios sabe cuánto y con qué frecuencia. Mis enemigos asociaron mis dolencias al alcohol, más que el alcohol a mis dolencias. De hecho, yo ya había casi abandonado cualquier esperanza de cura definitiva, cuando encontré una en la muerte de mi esposa". Esta carta confirma que durante los cinco años transcurridos entre enero de 1842 y enero de 1847 transcurrieron los incidentes más graves en relación a la afición a la bebida de Poe. El 20 de mayo de 1843, Lambert A. Wilmer escribió a John Tomlin: "Edgar A. Poe... se ha convertido en el más extraño de nuestros literatos. Somos viejos amigos, nos conocemos desde la infancia y me aterroriza darme cuenta de las vicisitudes de las que ha sido sujeto. ¡Pobre compañero!... me temo que se encamina a la autodestrucción, moral, física e intelectual". Poe tuvo noticias de esta carta, y escribió enojado a Tomlin el 28 de agosto de 1843. "él (Wilmer) ha estado lanzando calumnias a mis espaldas...".

El 16 de marzo de 1843, Poe escribió a sus amigos F. W. Thomas y Jesse E. Dow: "Por favor expresad mi pesar a Mr Fuller por haber quedado tan mal en su casa, y decidle (si lo consideráis necesario) que no debería haber bebido tanto de su excelente Oporto con el que se acompañó la velada". En abril de 1844 Poe le escribía a Maria Clemm: "Me siento muy bien, y no he bebido ni una gota, así que espero salir del paso". Al Dr. Thomas H. Chivers, Poe le escribía el 29 de agosto de 1845, incluyendo la postdata "no he tocado una gota de las 'cenizas' desde que dejaste Nueva York, y estoy decidido a no tocar ni una gota más lo que me queda de vida". El 22 de julio de 1846, Poe volvió a escribir a Chivers "Aquí tienes algo de lo que creo te alegrarás de saber: ha pasado mucho tiempo desde que algún estímulo artificial ha pasado por mis labios... me he olvidado para siempre de la bebida... cuenta con ello... pero las apariencias engañan".

Alexander Crane, un empleado del Broadway Journal, recuerda a Poe bebiendo en abril de 1845. Poe fue invitado a dar una conferencia, la cual se canceló por el mal tiempo y la escasa participación. La siguiente mañana, Poe acudió a la oficina "colgando del brazo de un amigo, emborrachado con vino". James Russell Lowell dijo haber visitado a Poe a su casa en mayo de 1845 y encontrándole un poco achispado, como si se estuviera recuperando de una borrachera". El comentario de Lowell está verificado en una carta de C. F. Briggs del 16 de julio de 1845. Briggs le escribe a Lowell lo siguiente: "La suegra de Poe me dijo que el día que lo visitaste estaba un poco alegre, y que actuaba de forma extraña, pero no noté nada en él cuando le vi a la mañana siguiente". Briggs añade después: "Iba a recitar un poema [...], pero la borrachera se lo impidió. Creo que no había bebido nada durante más de 18 meses hasta al menos los últimos tres, pero durante éstos no fue raro que alguna persona cargara con él en deplorables condiciones". La última historia parece venir de un artículo impreso por el Dr. English en el Morning Telegraph el 23 de Junio de 1846: "Mr. Poe aceptó una invitación para recitar un poema [...] pero él no pudo escribir el poema, y, como siempre hacía cuando tenía un problema, bebió hasta emborracharse; y permaneció alcoholizado durante toda la semana".

Una desgracia que ocurrió el 16 de octubre de 1845 en el Liceo de Boston pasaría a ser una de las más desgraciadas apariciones públicas de Poe, siendo la comidilla para sus enemigos en la prensa. Poe había aceptado una invitación para leer un poema, entendiendo que se trataría de una pieza original y expresamente escrita para la ocasión. Se le pagaron 50 dólares como honorario. Conforme pasaba el tiempo, Poe se encontró con la presión de la fecha límite, con lo que su musa no aparecía. Incapaz de escribir un nuevo poema, Poe leyó en su lugar "Al Aaraaf", titulado como "La estrella mensajera de Tycho Brahe". En la recepción que hubo a continuación, admitió en privado la humilde naturaleza del poema, como si se tratara de una gran broma dirigida a los snobs del Liceum. La noticia se extendió rápidamente y los Frogpondians (como Poe llamaba a los literati de Boston) no se tomaron muy bien que bromearan a sus expensas. Los periódicos de Boston estaban indignados y no tuvieron reparos en denunciar su actuación. El 15 de noviembre, el New England Wahingtonian añadió una nueva acusación al debate: "Poe debería agachar la cabeza avergonzado ante el pensamiento general de que ese día se presentó ante un público moralista e inteligente ¡borracho!" La desafiante respuesta de Poe a tales ataques no fue muy bien considerado y no le dio mucho crédito: "estamos perfectamente dispuestos a admitir que estábamos borrachos, incluso ante la cara de al menos cien o doscientos Frogpondians (bostonianos) que hubiesen jurado que no lo estábamos... Deberíamos emborracharnos cuando nos apeteciera. Aconsejamos a su vez al director del Jefferson Teetoaler (o lo que sea) que se emborrache también lo antes posible". Poe pudo haber tomado una copa de vino o algo de champagne en la recepción. El hecho de que incluso los comentarios más negativos durante las siguientes semanas no hicieran alusión a que estuviese bebido sugieren que realmente no lo estaba. Sin embargo, una vez que la acusación fue hecha, se hizo indeleble como parte del mito de su alcoholismo, que le acompañaría hasta la tumba.

Aunque Poe no hubiera tomado ninguna gota más de alcohol durante el resto de su vida, probablemente las acusaciones no habrían desaparecido. Lamentablemente, Poe parece que continuó teniendo ocasionales recaídas. Robert D'Unger recuerda que en la primavera de 1846 vio a Poe en Baltimore. "Viendo a Poe dirigirse al 'Bar' y tomarse un gran whiskey (supongo que esa era su bebida favorita)... me formé la opinión de que el poeta había visto en sus tiempos el rostro de muchos camareros..." D'Unger también dijo que en 1847, Poe y William M. Smith visitaron la casa de Mary Nelson con una botella de champagne. Como sucede con otras persona que aportaron recuerdos sobre Poe, la veracidad del comentario de D'unger ha sido puesta en entredicho con frecuencia, aunque no refutada expresamente.

El Dr. English, en respuesta a los comentarios que Poe hizo sobre él en "The Literati", publicó un artículo en el Morning Telegraph en el cual acusaba a Poe de "haber sido culpable de muchas conductas descorteses en un estado de embriaguez..." e incluyó una acusación de falsificación. El artículo de English fue copiado en el New York Mirror y esta batalla literaria se encarnizó. Finalmente, Poe llevó el asunto a los tribunales, aunque demandó al Mirror más que al Dr. English, posiblemente porque el Mirror tenía los bolsillos más grandes. El 17 de febrero de 1847 el caso se hizo oir. El Dr. English había volado a Washington D. C. y la defensa no presentó testigos. Testificando a favor de Poe, Freeman Hunt y Mordecai M. Noah afirmaron que ellos "nunca escucharon nada contra él excepto que ocasionalmente se aficionaba a las borracheras". Poe ganó el caso y fue recompensado con 225 dólares por los perjuicios causados. Poe sintió que se había hecho justicia, pero el comentario de la "afición a las borracheras" fue repetido encarecidamente por Hiram Fuller, uno de los propietarios del Mirror, así que el episodio entero alentó a los enemigos del escritor a hacer más y más representaciones satíricas del mismo.

El 29 de febrero de 1848, Poe escribió a George W. Eveleth: "Me levanto temprano, como moderadamente, no bebo más que agua, y hago regularmente mucho ejercicio al aire libre... las causas que me enloquecieron hasta la bebida ya no existen, y he terminado con la bebida, para siempre". En 1848, Poe visitaba a su prometida, Sarah H. Whitman, después de haber roto su promesa de no beber más. Durante unos pocos meses ella canceló los planes de boda, pero jamás habló mal de él.

El 7 de julio de 1849, Poe escribió a Maria Clemm desde Filadelfia: "Me han enviado a prisión una vez por estar bebido, pero en aquella ocasión no lo estaba. Fue por Virginia". Desde Richmond, Poe escribió de nuevo a Maria Clemm: "Durante más de diez días estuve totalmente trastornado aunque no estaba bebiendo ni una gota; y durante este intervalo imaginé las más terribles calamidades... Todo eran alucinaciones, que tomaban la forma de un ataque que yo jamás había experimentado antes... no he bebido nada desde el viernes por la mañana, y sólo un pequeño vino de Oporto entonces. Si es posible, querida madre, me libraré de esta dificultad por tu bien, tu amado bien. Así que mantén tus esperanzas". Esta confesión ha sido interpretada como un caso de delirium tremens inducido por la abstinencia alcohólica.

A finales de agosto de 1849, Poe fue iniciado en los Hijos de la Templanza, en Richmond. En 1900, W. J. Glenn, antiguo oficial de los Hijos de la Templanza, informaba a James A. Harrison de lo siguiente: "Se afirmó, y pronto esa información circuló rápidamente, que su muerte fue el resultado de una juerga que comenzó tan pronto como él llegó a Baltimore. Nosotros, de la orden de la templanza a la que Poe perteneció, nos esforzamos por atenernos a los hechos, por lo que el consenso fue que no había estado bebiendo, sino que fue drogado". El obispo O. P. Fitzgerald, aseguró que Poe asistió a una fiesta de cumpleaños en Baltimore y, por cortesía, no pudo rechazar el brindis que proponían los anfitriones. Si el alcohol estuvo o no implicado en su muerte ha sido debatido durante mucho tiempo, pero dado que todos los testigos por ambas partes han podido modificar las evidencias, no se pueden sacar conclusiones certeras.

Además de los casos específicos comentados antes, existen comentarios generales sobre la afición de Poe a la bebida, la mayoría procedentes de sus enemigos literarios. Por poner un ejemplo, el Dr. English atacó salvajemente a Poe en una serie de dieciséis capítulos publicada en el New York Mirror, en la que lo convertía en un personaje llamado Hammerhead (cabeza de martillo) al que tachaba de borracho y vicioso. Este incidente, como otros, no sirven para describir los hechos reales y lo único que hacen es reflejar la hostilidad de los escritores.

Esta es, por tanto, parte de la información que se dispone sobre Poe y el alcohol. Si es justo o no tacharle de alcohólico es algo que queda a vuestro juicio.
 
Poe y la absenta

Un nuevo mito se ha añadido a la historia de los problemas de Poe con el alcohol, como por ejemplo el que fue un temprano aficionado a la absenta, un licor verde brillante hecho a partir de ajenjo. Además de su atractivo color, la absenta tiene una alta graduación alcohólica, y contiene un compuesto químico de naturaleza similar al tetrahidrocannabinol. Cuando se empieza a tomar, conduce a un estado de ensoñación alucinógena, algo que sirvió a muchos artistas y literatos en la última mitad del siglo XIX, desde Charles Baudelaire a Oscar Wilde. Su uso abusivo da lugar a peores consecuencias, incluida la locura.

Esta afirmación sobre Poe parece que tuvo acogida a raíz de una publicación de Barnaby Conrad III en su libro Absenta: Historia en una botella. En la página 98, Conrad reproduce una fotografía de Poe y la acompaña con la siguiente reseña: "Edgar Allan Poe, 1848. Poe y su amigo Henry Beck Hirst, un abogado interesado en derechos de autor internacionales y ornitología, visitaba regularmente las oficinas en Filadelfia de John Sartain, un conocido bebedor de absenta. Allí Poe y Hirst aprendieron a beber lo que debería ser una terrible mezcla de brandy y absenta. Después de emborracharse, Hirst, dada su pasión por los pájaros, insistió para que Poe recitase El cuervo. El alcohol condujo a Poe a una muerte prematura, aunque Baudelaire, traductor de Poe al francés, pensó que el alcohol era esencial para sus creaciones: 'una mágica vía que lo transportaba a los espacios encantados de lo irreal'." Por desgracia, en esta elaborada historia sobre Poe no se aporta ni un solo atisbo de documentación o sugerencia de alguna fuente.

Una fuente más probable, al menos indirectamente, es un libro escrito por John Sartain, aunque éste ha sido malinterpretado. En sus Reminiscencias de un hombre muy viejo, Sartain aporta algunos breves, pero detallados acontecimientos de sus encuentros con Poe, incluyendo un extraño episodio en Filadelfia, en el que Poe pide a Sartain que le afeite el bigote para que los hombres que lo perseguían con la intención de dañarle, no pudieran reconocerlo. Aunque no se menciona en ningún punto del texto, es tanto como una alusión a la absenta. Donde la "musa verde" hace su aparición es en el siguiente capítulo, donde Sertain escribe sobre Henry Beck Hirst, a quien Sartain presenta como el "travieso compañero de Poe". Sartain describe una serie de poemas en los que Hirst ayudó en 1852. "Los poemas eran brillantes hasta el cuarto, en el que aparece una ruptura brusca, donde pronto aparecieron signos marcados de una pérdida de facultades. La oficina de Hirst estaba a un tiro de piedra de mi casa en Sansom Street, y él me visitaba dos o tres veces cada día. A veces insistía en llevarme a beber absenta con él, pero sólo tuvo éxito en un par de ocasiones. No quise continuar. Él en cambio siguió, y el final es bien conocido. Cada vez que se marchaba de mi oficina decía "Eau reservoir" con un giro de su mano, y parecía orgulloso de su ocurrencia". Unas páginas más adelante, Sartain continúa: "En su demacrada condición, resultado indudable de su hábito a la absenta, Hirst venía a verme a menudo y se quedaba hasta tarde. Sentado a mi lado pretendía escribir poesía. Ronroneando como un gato y balanceando su cuerpo de un lado a otro, anotaba palabras aquí y allá dejando huecos por rellenar. A veces yo le sugería alguna palabra apropiada, y él decía 'esa es, justo esa'. Presentaba tal deterioro de su estado físico y mental que temía que cayese muerto en mis brazos en cualquier momento."

Aunque la afirmación de que Poe y Hirst eran "traviesos compañeros" sugiere que ambos tenían tendencia a salir a beber juntos, las referencias de Sartain a la absenta se dirigen a Hirst, no a Poe, y todos los datos sugieren una fecha posterior a la muerte de Poe en 1849. Como se ha repetido muchas veces, el uso moderno de la absenta se remonta a 1792, cuando fue inventada o redescubierta por un doctor francés llamado Pierre Ordinaire, pero no empezó a formar parte de la vida nocturna parisina hasta que las tropas francesas comenzaron su regreso tras años de batalla en Algiers. Su uso comenzaba en Estados Unidos cuando Poe estaba a punto de morir, por lo que éste no habría tenido muchas oportunidades de adquirir el hábito. También debe tenerse en cuenta que Poe se había trasladado a Nueva York en 1844, mientras que Hirst y Sartain se quedaron en Filadelfia, reduciendo las posibilidades de relacionarse. En cualquier caso, no hay indicios en los relatos de Sartain de que Poe tuviese una conexión directa con la absenta, y en ausencia de tales evidencias la acusación debería ser descartada,  sin importar lo sugerente que pudiera ser la idea para los fanáticos de la absenta. El nombre de Poe, al fin, puede ser retirado de la sombra de escritores que buscaron inspiración bajo el amargo lecho de la "Hada Verde".

La misteriosa muerte de E. A. Poe

Fuente original: E. A. Poe Society of Baltimore. The mysterious death of Edgar Allan Poe
Traducción: Malvanegra

Ningún aspecto sobre la vida de Poe ha fascinado tanto a sus seguidores y detractores como su muerte. Por desgracia, esto sólo nos da una idea de lo mal que se ha construido su biografía. Perdidos entre las opiniones y las contradicciones, los detalles esenciales de los últimos días en la vida de Poe nos dejan con más preguntas que respuestas. Al final debemos aceptar que la escasa información que poseemos no nos lleva a conclusiones certeras. La muerte de Poe probablemente constituye un misterio, aunque el puzzle todavía nos estimula e intriga. Es fácil encontrarnos revisando las historias una y otra vez con la esperanza de encontrar algo nuevo, para dar por zanjada la cuestión de una vez por todas.

Antecedentes

En 1849, Poe todavía compartía hogar con Mrs. Clemm en Nueva York, en la misma casita de campo donde Virginia había muerto en 1847. El 29 de Junio de 1849 Poe comenzó una gira de conferencias para dar a conocer su proyecto en la revista Stylus, así como para conseguir financiación. Primero fue a Filadelfia, después a Richmond y Norfolk. Estando en Richmond, se reencontró con su amor de la infancia, Elmira Royster Shelton. Ambos estaban por aquél entonces viudos, y después de un breve cortejo renovaron su antiguo compromiso, a pesar de que hay algunas cuestiones sobre si el matrimonio tuvo realmente lugar. Poe se fue para Nueva York a recoger a Maria Clemm y se llevó sus pertenencias de nuevo a Richmond. Antes de marcharse, Poe se pasó por la oficina del Dr. John F. Carter, entre las calles Séptima y Broad, a eso de las 9:30 de la noche. Tras conversar durante un rato con él, salió a la calle en dirección al restaurante Saddler's para cenar, tomando en su salida por error el bastón de malaca del Dr. Carter y dejándose el suyo, junto con una copia de Moore's Irish Rhapsodies. Según el Dr. Carter, el bastón contenía una espada oculta, de la cual Poe podría o no estar al tanto. Mrs. Susan A. T. Weiss señaló que "en el restaurante se encontró con algunos conocidos que lo entretuvieron hasta tarde, y después lo acompañaron al barco de Baltimore. Según el testimonio de los mismos, Edgar estuvo bastante sobrio y alegre hasta el final, y aseguró volver pronto en Richmond de nuevo".

Tras tomar un barco desde Richmond el 27 de septiembre de 1849, Poe llegó a Baltimore el 28. No se tiene conocimiento exacto de los movimientos de Poe durante los siguientes días. Incluso su primo de Baltimore, Neilson Poe, escribió a Maria Clemm el 11 de octubre de 1849: "dónde ha pasado el tiempo que estuvo allí, o bajo qué circunstancias, es un misterio para mí". Parece que Poe fue a ver al Dr. Nathan Covington Brooks, quien, por desgracia, estaba fuera de la ciudad. El origen de la reiterativa información acerca de su visita a la casa de Brooks no es fácil de entender. En Vida de Poe, de G. E. Woodberry, parece estar la primera mención al respecto, ofreciéndose una versión ligeramente más extensa, en la que Poe figura en parte intoxicado. 

El obispo Fitzgerald afirmó que Poe dejó Richmond en cuanto recaudó 1.500 dólares de la suscripción a su revista. En una carta a E. H. N. Patterson, escrita el 9 de noviembre de 1849, John R. Thompson dijo que "el día antes de irse al norte desde Richmond, le adelanté una pequeña cantidad de dinero por un artículo que probablemente nunca escribió". Si cualquiera de las dos historias es cierta, especialmente la de Fitzgerald, el hecho de que nunca se encontrara ese dinero apoya la idea de que Poe pudiera haber sido atracado. Se entiende que 1.500 dólares era una sorprendente cantidad de dinero para llevar consigo. Dado que su proyecto de revista costaría unos 5 dólares al año, implicaría a unos 300 subscriptores durante dicho viaje, número que sobrepasa con creces lo que presumiblemente Poe consiguió reunir después de todos sus esfuerzos combinados, desde 1840. Sin dudar de la honradez del testimonio del obispo, la historia podría considerarse apócrifa en ausencia de otras evidencias más tangibles.

El recuerdo de Thomas H. Lane añade más confusión a la historia. En cuatro versiones ligeramente distintas, recordó que Poe se había ido a Filadelfia a ver a unos amigos, y allí se le encontró enfermo. Lane pensó que Poe pretendía continuar hacia Nueva York, pero que tomó por error el tren de vuelta a Baltimore. T. O. Mabbott creyó que Lane tenía razón en lo que se refiere a los detalles del suceso, pero que erraba en el año, aseverando que había sucedido en 1848. Moran además dice que Poe se fue a Filadelfia, pero que el mal tiempo impidió completar el viaje. Poe podría haber ido a Filadelfia de acuerdo a los requerimientos de Mrs. Leon Loud, para editar su colección de poemas, por los que Poe recibiría una suma de 100 dólares. Esto escribió Poe a Maria Clemm el 18 de septiembre: "El martes parto hacia Filadelfia para ocuparme de los poemas de Mrs. Loud, y posiblemente el jueves me dirija hacia Nueva York. Será mejor para mi no ir a Fordham, ¿no crees? Respóndeme cuanto antes y directamente a Filadelfia. Por si acaso no recibiera la carta, no la firmes y dirígela a E. S. T. Grey Esgr... No olvides escribir inmediatamente a Filadelfia para que la carta esté allí cuando yo llegue". Por qué Poe sintió que podría no recibir la carta con la dirección correcta y por qué sería mejor para él no ir a Fordham es dudoso. Que Poe no llegó a Filadelfia, o que al menos no consiguió ver a Mrs. Loud parece estar confirmado por una breve reseña de su libro Wayside Flowers.

La siguiente información fiable sobre Poe data del 3 de octubre de 1849, cuando Joseph W. Walker envió la siguiente nota al Dr. J. E. Snodgrass: "Estimado doctor: hemos encontrado en el colegio electoral número 4 de Ryan a un caballero, con una desastrosa indumentaria, que parece responder al nombre de Edgar A. Poe, y se encuentra en muy mal estado. Éste nos pidió que le pusiéramos al corriente, y puedo asegurarle que necesita asistencia inmediata. Suyo. Jos. W. Walker". El colegio electoral número 4 de Ryan, también conocido como Gunner's Hall, era una taberna (esos lugares eran elegidos con frecuencia como lugares electorales, y los votantes eran obsequiados con bebidas). Este dato contradice la creencia de que Poe fue encontrado en una cuneta, aunque podría ser posible que Walker cruzara la calle en busca de éste, y lo ayudara a entrar en el edificio público para esperar la llegada de su amigo. El Dr. Snodgrass y Henry Herring (tío de Poe) llegaron y encontraron a Poe en tal estado que lo supusieron borracho. Accedieron a que éste fuera trasladado al hospital Washington College, y alquilaron una carroza.

Poe fue admitido en el hospital y procuraron darle las mayores comodidades que las circunstancias permitieron. Durante los siguientes días, Poe se hallaba en un estado en que su conciencia iba y venía. Moran trató de preguntarle las causas de su estado, Pero Poe respondía con incoherencias. Neilson Poe trató de visitarlo, pero se le dijo que Poe estaba demasiado excitable para recibir visitas. Dependiendo de la versión que se acepte, Poe murió entre las 3 y las 5 de la madrugada del 7 de octubre de 1849. Moran nos relata que sus últimas palabras fueron: "Que el Señor se apiade de mi pobre alma", o, más improbablemente: "He who arched the heavens and upholds the universe, has His decrees legibly written upon the frontlet of every human being and upon demaons incarnate" (No sé mejor forma de traducirlo que como "Aquél que está en los cielos y sostiene el universo, tiene sus decretos legiblemente escritos sobre la frente de todos los seres humanos y sobre los demonios encarnados"). Moran también asegura que en la tarde anterior a su muerte, Poe emitió repetidamente el nombre de "Reynolds". Se han hecho grandes esfuerzos para identificar quién pudo haber sido Reynolds, sin resultados convincentes. Algún autor cree que Poe podría estar diciendo en realidad el nombre de "Herring", el tío de Poe, y en la biografía de Poe escrita por Cortázar Reynolds parece ser un explorador polar que había influido en la composición de Gordon Pym.

La vestimenta de Poe había cambiado. En lugar de su habitual traje de lana negra, había una gabardina barata, con un sombrero de ala. Moran describe sus ropas como “un abrigo manchado y descolorido, pantalones de similar aspecto, un par de zapatos desgastados sobre todo en los talones, y un viejo sombrero de paja”. J. E. Snodgrass ofrece una descripción más detallada en la que nos habla de un roñoso sombrero, casi sin alas, hecho jirones. Su ropa consistía en un abrigo de una fea y delgada alpaca negra, con varias costuras desgarradas, manchado y estropeado, así como unos pantalones que no eran de su talla. No llevaba chaleco, puesto que la pechera de su camisa estaba arrugada y estropeada de mala manera. En sus pies había unas botas de un material ordinario, que daban la sensación de no haber sido lustradas durante mucho tiempo. Moran también cita al Capitán George W. Rollins, conductor del tren, quien creyó ver a dos hombres siguiendo a Poe. Biografías más modernas tienen el cuidado de señalar que a pesar del cambio de vestimenta de Poe, éste aún tenía en su poder el bastón del Dr. Carter. Según Susan A. Weiss, Moran envió este bastón a Mrs. Clemm, quien se lo devolvió después a Mr. Carter, pero parece que hay una interpretación equivocada del propio testimonio del Doctor. También se ha sugerido que la llave a su baúl permanecía en su bolsillo, a pesar de que esta declaración se basa en poco más que especulaciones. Dicha llave se exhibe en el museo de Poe en Richmond, así como el baúl.  Es igualmente razonable que Mrs. Clemm podría, sencillamente, haber tenido una segunda llave.

La única referencia pública a una causa específica en la muerte de Poe procede del Baltimore Clipper, una “congestión cerebral” un tanto críptica. Al parecer no se requerían certificados de defunción por aquel entonces, y no parece que haya ninguno a nombre de Poe. En una carta enviada a Maria Clemm el 15 de noviembre de 1849, el Dr. Moran evita proporcionar la información que hubiéramos deseado leer: “Supongo que estás ya al tanto de la enfermedad de la que Poe murió…” A finales de los 60, Birgit Bramsback emprendió una intensa búsqueda e algún registro de hospital o certificado oficial que atestiguara la muerte de Poe, sin suerte.

La teoría del alcohol

Esta es la teoría en la que más piensa la gente cuando se le pregunta sobre la muerte de Poe. Que Poe se dio a la bebida, especialmente durante la larga enfermedad de Virginia, está bien establecido, pero no está del todo claro que el alcohol fuera el último responsable de su muerte. Evidentemente, Poe no tuvo un accidente y por otro lado su afición a la bebida no fue tan intensa ni consistente como para provocar una cirrosis hepática. Se ha postulado que, por su estado de malnutrición y debilidad, podría haber entrado en delirium tremens bajo unas circunstancias en las que normalmente eso no habría sucedido, bebiendo mucho menos de lo necesario para dicho mal. Sin embargo, ninguna de esas teorías explica el cambio de su vestimenta cuando se lo encontró.
 
J. E. Snodgrass cree que pueda ser cierto que el alcohol matase a Poe, algo que repitió en sus conferencias a favor de la abstinencia durante 1850 y siguientes años. En 1856, su testimonio fue publicado en el Women’s Temperance Paper, el cual se revisó y publicó de Nuevo en 1867 en el Beadle’s Monthly. El fervor del comité a favor de la abstinencia alcohólica de Snodgrass cambió el tinte de sus afirmaciones, lo cual le llevó a exagerar la historia. Estuvo incluso dispuesto a manipular las evidencias un tal modo que le quitó crédito como fuente fiable. Estas manipulaciones fueron analizadas, tras la muerte de Snodgrass en 1880, por Edward Spencer en el New York Herald.

En 1878, Susan A. T. Weiss relata lo que ella después definió como un incidente profético durante los últimos días de Poe en Richmond, durante 1849. De ser cierta, la historia sería muy significativa: “… en los días siguientes hizo aparición entre nosotros, pero tan pálido, tan trémulo y aparentemente apagado, que me convenció de que había estado seriamente enfermo. En esta ocasión había estado en las habitaciones de la taberna Old Swan, donde estuvo muy bien atendido por la familia de Mrs. Mackenzie, pero en una segunda recaída fue llevado por el Dr. Mackenzie y el Dr. Gibbon Carter a Duncan’s Lodge, donde durante varios días su vida estuvo en inminente peligro. La gran atención que recibió salvo su vida, pero los médicos aseguraron que otro ataque así sería fatal. Así se lo dijeron a él, advirtiéndole seriamente sobre su peligro. Su respuesta fue que si la gente no le incitaba a ello, no caería”.

Puede que la más ponderosa evidencia de la relación del alcohol con la muerte de Poe proceda de una anotación hecha en el diario de J. P. Kennedy, el 10 de octubre de 1849: “El pasado  martes Edgar A. Poe murió en el hospital tras los efectos de su vicio… cayó en compañías que lo sedujeron a la botella, a la que él había dicho renunciar hacía tiempo. Las consecuencias fueron fiebre, delirio y locura, que en unos pocos días terminaron con su triste trayectoria en el hospital. ¡Pobre Poe!... Una brillante pero temblorosa luz ha sido horriblemente apagada.” De nuevo debemos fijarnos en que Kennedy estaba recordando información de segunda mano, probablemente procedente de su amigo J. E. Snodgrass.

En las memorias de Poe, R. H. Stoddard declara que: "por aquél entonces sus parientes en Baltimore creían que él bebía con un amigo mientras esperaba entre cada tren, como consecuencia de lo cual cogió uno equivocado, y continuó hacia Havre de Grace, momento en que fue traído de vuelta a Baltimore por el conductor del tren de Filadelfia en un estado que se acercaba al delirio."

John Ruben Thompson escribió a E. H. N. Patterson el 9 de noviembre de 1849: " [...] murió, de hecho, en el delirio de su abstinencia alcohólica; la sombra de la infamia enturbió sus últimos momentos". Por supuesto, debe recordarse que el testimonio de Thompson se hizo sin ningún tipo de información de primera mano. En algunos puntos, Thompson cambió su opinión; de hecho, sobre 1860, tras leer sobre la vida de Poe, comenzó a encajar a su muerte dentro de la teoría "Cooping" que se detalla más adelante.

Tras la muerte de Thompson en 1874, el Dr. Moran presentó su propia serie de conferencias, finalmente publicadas como "Una defensa de Edgar Allan Poe" (1885). En este libro, Moran dice "te he confirmado el hecho de que Edgar Allan Poe no murió bajo los efectos de ningún tóxico, y ni su aliento ni su persona despedían el olor del licor". Como ya se ha visto, Moran no es del todo fiable en muchos puntos, y no se puede confiar en él en aspectos para los cuales él es la única autoridad. Aparte de las aparentes contradicciones en sus propios escritos, Moran parece que contó diferentes historias a sus amigos. En 1889, el reverendo W. T. D. Clemm escribió a Elmer R. Reynolds: "Déjeme decirle que este memorable testimonio del Dr. Moran me confunde y sorprende porque claramente se contradice con una declaración que el propio doctor me hizo personalmente; y me sorprende porque años atrás él no defendió públicamente lo que ahora rechaza como verdadera causa de la muerte de Poe".

Enfermedad y otros problemas médicos

En marzo de 1847, el doctor Valentine Mott, un médico famoso de Nueva York por aquél entonces, coincidió con el diagnóstico de Mrs. Shew, una experta enfermera que había colaborado en el cuidado de Virginia durante su larga enfermedad, y por el cual establecía que Poe portaba cierto tipo de lesiones cerebrales, y que padeció fiebres cerebrales. T. O. Mabbott añade que "un médico moderno que vio una fotografía de Poe le comentó a mi amigo Robert Hunter Paterson que Poe tenía cierta deformidad facial que le sugería una lesión cerebral..."

En mayo de 1848, otro médico, el doctor John W. Francis, diagnóstico que Poe sufría de cardiopatía, algo que Poe rechazó.

Que Poe no estaba completamente bien es obvio al analizar sus cartas a Maria Clemm en julio de 1849: "He estado tan enfermo... he tenido el cólera, o espasmos casi tan malos, y apenas puedo sostener la pluma con firmeza..." "Me encuentro tan mal mientras escribo...". El 19 de julio, escribió de nuevo bajo mejores circunstancias: "Podrás deducir, por el aspecto de la escritura en esta carta, que me encuentro mejor, mucho mejor tanto en salud como en espíritu".

Es posible que Poe sufriera algún incidente temprano que tuviera repercusión sobre su salud. Mrs. Shew revisó una cicatriz: "He visto la cicatriz de una herida en el hombro izquierdo mientras ayudaba a Mrs. Clemm a cambiarle de ropa cuando estaba enfermo. Mrs. Clemm dijo que sólo Virginia sabía algo al respecto, pero que ella no. Le pregunté a Poe si le habían herido... en la zona del corazón él me dijo que sí. Su cabeza también estaba herida..."

Moran nos cuenta que su colega, el Dr. John C. S. Monkur "opinó que Poe moriría de una excesiva postración nerviosa y pérdida de fuerza neurológica resultante de la exposición, afectando al encéfalo, una sensible y delicada membrana del cerebro".

Arno Karlen teoriza sobre cierto desorden enzimático. Cree que la combinación de un síndrome por déficit de alcohol deshidrogenasa (un enzima que metaboliza el alcohol) y la enfermedad cerebral explicarían los problemas de Poe con el alcohol, su aparente "locura" y su repentina muerte.

Se ha especulado sobre tuberculosis, epilepsia, diabetes, e incluso rabia. Hay elementos interesantes, y dificultades, en todas estas teorías. La idea de que Poe murió de la rabia, por ejemplo, fue presentada en 1996. El artículo, escrito por el Dr. Michael Benitez, estaba ostensiblemente basado en el relato de Moran sobre los últimos días de Poe, pero aparentemente filtrado a través de un estudio de casos, tomado a su vez de un artículo de Charles Scarlett Jr. El trabajo de Scarlett, mal documentado y confusamente presentado, incluye el siguiente comentario: "Dieron a Poe un trago de agua para determinar si podía tragar adecuadamente, pero éste lo hizo con dificultad". Benitez interpretó ésto como una prueba de hidrofobia para sostener su argumento sobre la rabia. Aunque las escasas notas a pie de página harían a uno pensar que la observación procede del libro de Moran de 1885, en realidad procede del artículo de 1875 del New York Herald. Cuando Benitez leyó la versión de la historia por parte de Moran, seguramente se sintió decepcionado al comprobar que éste decía: "Puse un pequeño pedazo de hielo en su boca, y le di un sorbo de agua para averiguar qué dificultad, si es que la había, tenía al tragar. Se bebió medio vaso de agua sin ningún problema". Sin pruebas de hidrofobia, la posibilidad de la rabia se esfumó.

La teoría del "Gallinero"

Esta es la teoría propuesta en la inmensa mayoría de las biografías de Poe, aunque no se puede probar que sea cierta. Coincidencia o no, el día que Poe fue encontrado en la calle era día electoral en Baltimore, y el lugar cerca de donde se le halló, el colegio electoral número cuatro de Ryan, era a la vez un bar y un lugar para votar. Por aquellos días, las elecciones de Baltimore se caracterizaban por su corrupción y violencia. Los grupos políticos estaban dispuestos a cualquier cosa para asegurar el éxito de sus candidatos. Se robaban los votos, los árbitros eran sobornados, y los potenciales votantes de la oposición eran intimidados. Se sabía que algunas bandas secuestraban a transeúntes inocentes y los encerraban en una habitación, a la que se llamaba “coop” (gallinero). Aquellas pobres almas eran obligadas a acudir una vez tras otra a las votaciones, votando una y otra vez. Posiblemente cambiaban de vestimenta en cada ronda. Para asegurar su complicidad, se acosaba a las víctimas entre licor y golpes. El débil corazón de Poe nunca habría soportado tal abuso. Parece que John R. Thompson propuso por vez primera esta teoría hacia 1870 para explicar las condiciones de Poe cuando éste fue encontrado, y el hecho de que vistiera ropas que no eran suyas. Un posible fallo en esta teoría es que Poe era un hombre conocido en Baltimore, y era probable que pudieran reconocerle. 

Aunque no concuerda con los aspectos políticos de esta historia, existe un indicio más temprano de que se abusó físicamente de Poe en sus últimos días: “Tras la instigación de una mujer que se sintió ofendida por él, Poe fue golpeado cruelmente, puñetazo tras puñetazo, por un rufián que no encontró un modo mejor de vengar esas supuestas injurias. Es bien sabido que después de aquello, le sobrevinieron fiebres cerebrales…”
 
El eminente experto sobre Poe, Dr. Thomas Ollive Mabbott, citando a Robert D’Unger, descartó la teoría del gallinero pero no ofrece ninguna explicación. James A. Harrison sí parece aceptar dicha teoría. En el libro de Didier “El culto a Poe”, se reimprime su artículo de “La verdadera causa de la muerte de Poe” en el que se cita una carta de una persona que dice haber visto a Poe “en el gallinero”. Esta información fue enviada por Alexander Hynds el 8 de diciembre de 1879. Hynds, un abogado de Baltimore, identificó la fuente sólo como “mi amigo, un importante hombre de San Francisco”. Dado que la fuente última de la carta permanece anónima, se ha descartado que se tratara de sensacionalismo periodístico. En su propia biografía de Poe, John Joyce cita la misma carta, también sin identificar la fuente pero asegurando haberla recibido él personalmente, Para añadir más confusión al tema, Mrs. Weiss repite el mismo artículo pero atribuyéndoselo, irónicamente, al Dr. Snodgrass. 

Didier había publicado ya un testimonio ligeramente distinto: “se encontró con algunos de sus viejos amigos del West-Point, que le invitaron a una cena con champagne aquella noche. Al principio él rechazó beber, pero al final se le convenció para que tomase una copa de champagne. No lo toleró bien y en unas pocas horas estaba realmente borracho. En su estado, se separó de sus amigos, unos rufianes le robaron y le golpearon, y le dejaron toda la noche tirado en la calle”. Uno se pregunta si la opinión de Didier cambió por pruebas evidentes, o por simple preferencia. 

Una carta de N. H. Morrison a J. H. Ingram, del 27 de noviembre de 1874, incluye estos comentarios: “La historia de la muerte de Poe nunca ha sido contada. Neilson Poe conoce los hechos, pero tengo miedo de no ser capaz de contarlos. No veo por qué. Los hechos verdaderos son menos vergonzosos que los artículos publicados. Poe vino a la ciudad en medio de las elecciones, y las elecciones fueron la causa de su muerte.” Neilson, el primo de Poe, habló brevemente en la inauguración de la tumba en honor a Poe en 1875, pero no hizo ninguna declaración sobre las circunstancias de la muerte de Edgar. Si Neilson Poe tenía información específica sobre los días finales de Poe, parece que se los llevaría consigo a la tumba. 

Otra carta de William Hand Browne a J. H. Ingram, del 24 de agosto de 1874, aparecen estos comentarios: “La creencia general es que Poe fue cogido por una de esas bandas (su muerte sobrevino precisamente en tiempo electoral; el 4 de octubre tuvo lugar la elección del sheriff), fue llevado al “gallinero”, aturdido con alcohol, sacado de allí para votar, y después quedó a la deriva hasta morir"

Según Elizabeth Ellicott Poe y Vylla Poe Wilson, “La conclusión a establecer, en vista de todos los factores y probabilidades, es que Poe fue intimidado poco depués de su llegada a Baltimore, se le dio licor y opio (a los que él era especialmente susceptible), y fue mantenido bajo esa deplorable condición hasta el día de las elecciones. Se dice que un individuo al parecer relacionado con ese “gallinero” confesó a sus parientes años después que aquello fue lo que realmente le sucedió al poeta, pero no se recogió formalmente dicho testimonio.”

Una pregunta lógica es por qué pareció haber tan poca atención hacia esta teoría del gallinero hasta que J. R. Thompson inició sus conferencias. Una respuesta razonable es el hecho de que los “gallineros” eran, en los mejores casos, fuertemente ilegales, y que se los relacionara con una muerte real los habría convertido en un punto de atención menos atractivo. Sólo alguien estrechamente asociado con la operación podría haber conocido los detalles de lo que ocurrió. Los Wings eran un partido con importante poder, poniendo de relieve nombres tan notables como los de el gran Daniel Webster y Zachary Taylor (que fue elegido presidente en 1848). Un delegado del decimoctavo distrito electoral no era otro que el primo de Edgar, Neilson Poe. 

Tampoco sabemos cómo se le ocurrió la idea a Thompson, o cuando la incorporó a sus conferencias. Una pequeña noticia en el Southern Literary Messenger de noviembre de 1860 comenta: “Tenemos noticias de que John R. Thompson, Esq… tiene la intención de pronunciar su conferencia sobre Edgar A. Poe en las ciudades del sur durante el invierno próximo. Primero en Baltimore, y después en Richmond y otras ciudades de Virginia, su conferencia ha causado auténtico furor”. En esta conferencia, Thompson no libera por completo a Poe de su relación con la bebida.

Walsh descarta la teoría del gallinero en parte porque no encuentra evidencias en los periódicos de la época. Sin embargo Walsh parece haber limitado su búsqueda al periódico más asequible e importante, el Baltimore Sun. Una investigación más exhaustiva realizada por Doug Boulter desenterró evidencias del “gallinero”, lo cual demuestra el error de Walsh. 

Está claro que ninguna de estas noticias prueba que Poe fuese la víctima de una banda, pero establecen que los “gallineros” eran una estratagema política reconocida en el Baltimore de 1849.

La tumba de Poe

Fuente: E. A. Poe Society of Baltimore
Traducción: Malvanegra


Cuando Poe fue enterrado en 1849, se le colocó en una tumba sin marca. Al paso de los años, el lugar quedó cubierto por la maleza. Al final, George W. Spence situó allí un pequeño bloque de piedra arenisca, que portaba el número 80 grabado. Comenzaron a circular informes sobre la descuidada tumba anónima de Poe, primero de forma privada y después en los periódicos. En 1860, Maria Clemm escribió a Neilson desde Alexandria, Virginia. "Una mujer vino desde Baltimore hace poco tiempo para verme. Dijo que había visitado la tumba de mi querido Eddie. Dijo que estaba en el sótano de la iglesia, cubierta de basura y carbón. ¿Es esto cierto? Por favor, házmelo saber. Estoy segura de que a ambos todavía nos quedan amigos que puedan rescatar sus preciados recuerdos de la degradación." (Carta de Maria Clemm a Neilson Poe, Agosto de 1860, reimpresa en el libro de J.C. Miller, "Construyendo la biografía de Poe", pgs. 46-49). Esta nota de preocupación parece que indujo a Neilson a tomar cartas en el asunto. Al parecer éste aseguró a Mrs. Clemm que Poe estaba enterrado en el panteón familiar, y que él se haría cargo de que la tumba estuviese mantenida en mejores condiciones. Poco después ordenó una lápida que sería tallada por Hugh Sisson. En la lápida de mármol blanco italiano, de tres pies de alto, se talló el siguiente epitafio: "Hic Tandem Felicis Conduntur Reliquae. Edgar Allan Poe, Obiit Oct. VII 1849." (Este epitafio se ha traducido como: "Aquí, al fin, él será feliz. Edgar Allan Poe, fallecido el 7 de Octubre de 1849."). En el reverso de la piedra se podía leer "Jan parce sepulto" (Aquí yacen sus restos). Debido al peso de las piedras y la dificultad para moverlas, el lugar donde se hallaría el monumento se situó cercano a la línea de ferrocarril. Antes de que pudiera ser instalada, la lápida ya terminada se destruyó en un accidente en el que el tren se salió de las vías y chocó directamente en el lugar. Dado que a Neilson no le sobraba el dinero, no pudo encargar una segunda lápida. Ésta permanece únicamente inmortalizada por la pluma de Charles H. Dimmok.

En torno a 1865, bajo el liderazgo de Miss Sara Sigourney Rice, se fraguó un movimiento para promover la construcción de un nuevo monumento en honor al olvidado poeta de Baltimore. A través de los peniques acumulados por estudiantes, donaciones de amigos y una variedad de beneficios, la mitad del dinero necesario se reunió en 1871. El resto fue donado por Mr. George W. Childs, de Filadelfia, en 1874. El monumento fue diseñado por George A. Frederick (quien además fue el arquitecto del ayuntamiento de Baltimore) y ejecutado por el mismo Hugh Sisson que había trabajado en su día en honor a Poe. Sólo hubo un pequeño incidente, la fecha del nacimiento de Poe aparece erróneamente señalada como el 20 de Enero en lugar del 19. A pesar de las diversas sugerencias que hicieron personas como Oliver Wendell Holmes y James R. Lowell, el monumento no tiene epitafio, y sólo figuran los nombres y fechas de sus ocupantes. (Ver más adelante Tumba en memoria de Poe). Después de discutirse la localización más apropiada para el edificio, se decidió que lo mejor sería utilizar la esquina frontal del cementerio. La iglesia, construida en torno a 1855, habría tapado la vista de la tumba desde la calle si Poe hubiese sido situado en el panteón de su abuelo. También hubo un pequeño problema legal al necesitarse espacio que ya estaba ocupado.

El monumento fue dedicado el 17 de Noviembre de 1875. Entre aquellos a su servicio estaban John H. B. Latrobe (uno de los jueces que galardonó a Poe con el premio del Baltimore Saturday Visiter de 1833), el juez Neilson Poe (primo de Edgar) y Walt Whitman (el gran poeta americano, que realmente conoció a Poe). Se leyeron cartas de H. W. Longfellow, John G. Whittier, William C. Bryant y Alfred Tennyson. Los restos de Virginia Poe, enterrados en 1847 en Nueva York, se trajeron a Baltimore y se añadieron a los de Poe y Maria Clemm en 1885. Aquellos que habían formado una familia durante tantos años fueron reunidos de nuevo para la eternidad.

 
En 1913, Orrin C. Painter colocó otra lápida señalando el lugar donde Poe había sido enterrado originalmente, en la parte trasera de la iglesia. Por razones no del todo claras, al principio se la situó de forma injusta lejos del panteón familiar de Poe. Ésta fue rápidamente cambiada a un lugar más razonable, aunque todavía dudoso. Quizás en parte debido a esta confusión, pero sobre todo porque a la gente le gusta el misterio, ha persistido un extraño rumor según el cual el comité del monumento a Poe suspendió la exhumación de los restos del escritor para no mover los de otras pobres almas. Es obvio lo improbable de esta idea, puesto que la exhumación realizada en 1875 fue supervisada por George W. Spence, el hombre que enterró a Poe en 1849, y por el primo de Edgar, Neilson, quien asistió al funeral original. Dado que en los siguientes 25 años, ambos hombres llevaron con frecuencia a los visitantes a ver la tumba de Edgar, es improbable que hayan olvidado el lugar correcto. A pesar de que no se había marcado nunca con ninguna lápida, el cementerio es en sí mismo bastante pequeño y el sitio tradicionalmente atribuido a la tumba está indirectamente señalado por una estatua de mármol del reverendo Patrick Allison a la izquierda, y un imponente mausoleo por detrás.

 
Tumba en memoria de Poe
Esta litografía muestra la tumba en memoria de Poe con la apariencia que tenía poco antes de su inauguración en 1875. El área de césped delante de la tumba ha sido sustituido por un camino de ladrillo y la vegetación de los alrededores no es tan exhuberante. En la parte frontal del monumento aparece un relieve con el busto de Poe, con las fechas 1809-1849. El retrato original de Poe fue tallado por Frederick Volck. Al paso de los años, el mármol se desgastó por efecto del clima. Fue sustituido en 1938 por una nueva copia realizada en bronce. Ésta fue robada en los 70, y repuesta de nuevo.
En la base aparece el nombre de Poe con letras mayúsculas. Cada uno de los lados porta una inscripción diferente: El lado norte "Maria Clemm Poe, nacida el 17 de marzo de 1790, fallecida el  16 de Febrero de 1871"; el lado oeste "Edgar Allan Poe, nacido el 20* de Enero de 1809, fallecido el 7 de Octubre de 1849"; el lado sur "Virginia Clemm Poe; nacida el 15 de Agosto de 1822, fallecida el 30 de Enero de 1847."
(*) ver texto más arriba
Un brindis con Poe

Desde 1949, en la noche del aniversario del nacimiento de Poe, un misterioso extraño ha estado entrando en este cementerio y ha ido dejando como tributo una botella de coñac medio vacía y tres rosas en la tumba de Poe. La identidad de este extraño, al cual se le llama afectuosamente el "Poe Toaster" (La mejor traducción que se me ocurre es El que brinda con Poe), se desconoce. El significado del coñac es incierto y se cree que las tres rosas representan a las tres personas que yacen en el mausoleo: Poe, Maria Clemm y Virginia. Por respeto a su gesto, no se ha intentado detenerle. Varias de las botellas de años anteriores se exhiben ahora en la casa y el museo de Poe en Baltimore.

El hogar de Edgar Allan Poe

Fuente: E. A. Poe Society of Baltimore. The Baltimore Poe house and museum
Traducción: Malvanegra

 
La pequeña casa en el 203 de la calle Amity (originalmente en el número 3), fue presumiblemente construida en torno a 1830 por Charles Klassen. A finales de 1832 o principios de 1833, Maria Clemm (a sus 43 años) se trasladó desde el este de Baltimore al campo. En el traslado la acompañaron su convaleciente madre (Elizabeth Cairnes Poe, de 73 años), su hija (Virginia Eliza Clemm, de 10), su sobrino (Edgar Allan Poe, de 23) y quizás su hijo (Henry Clemm, de 14). Henry Clemm no debe ser confundido con el hermano de Poe, también llamado Henry, que murió en 1831. Poco se sabe de Henry Clemm, de quien no se tuvieron más noticias después de que éste se fuera al mar en 1836. Según Amelia Poe, en una carta de 1910 dirigida a John H. Ingram, Henry Clemm murió joven y soltero. Maria Clemm financió la casa principalmente con dinero de una pensión que el gobierno otorgaba a su madre, en reconocimiento al mayor David Poe, por su notable servicio durante la guerra revolucionaria. David Poe había sido el intendente general de la ciudad de Baltimore. Edgar A. Poe dejó su casa en agosto o septiembre de 1835, y se trasladó a Richmond, Virginia, para dirigir el Southern Literary Messenger. Al mismo tiempo, Elizabeth Cairnes Poe murió y su pensión se terminó. Maria pronto se vio incapacitada para cubrir la renta y no tuvo otra opción que marcharse. El primo de Edgar, Neilson Poe, quien vivía en Baltimore, se ofreció a acoger en su casa a Virginia y a Maria. Edgar, temiendo perder a su pequeña familia, pidió la mano de Virginia en una emotiva carta. Ella aceptó y en octubre de 1835 Virginia y Maria se fueron con Poe a Richmond. El edificio se salvó de la demolición gracias a la Edgar Allan Poe Society de Baltimore en 1941.

La casa era un pequeño dúplex de 3 pisos (que ahora forma parte de una hilera de casas) y contiene 5 habitaciones. Primer piso: salón (frontal) y cocina (trasera). Segundo piso: dos dormitorios. Piso de arriba: un dormitorio, considerado por muchos biografistas la habitación de Poe, aunque otros creen que él usó el dormitorio trasero mientras que Virginia utilizó el pequeño dormitorio del ático. Las escaleras de ambos pisos son estrechas y tortuosas, especialmente las que llevan al piso de arriba. Después de la residencia de Poe, la parte de atrás del edificio fue ampliada en unos 4 pies. Esta extensión permanece, aunque el tamaño original aún puede verse en las diferentes tablas del suelo. 

En la fotografía de arriba se observa la casa de Poe con el aspecto que tiene hoy día. A la izquierda se ve la fila de casas erigidas en 1938 bajo la aprobación del ayuntamiento de Baltimore. La segunda casa que formaba parte del dúplex en los tiempos de Poe, habría estado a la izquierda, pero fue demolida durante la construcción de las casas nuevas.




Exposiciones

El primer tema de exposición es la casa misma. Además, un importante número de piezas relacionadas con Poe se exhiben también, incluyendo una cristalería y una porcelana pertenecientes a John Allan, un telescopio utilizado por Poe, el sextante de Poe, un escritorio de viaje que posiblemente el escritor utilizó en la Universidad de Virginia, y una reproducción en color del único retrato conocido de la mujer de Poe, Virginia, pintado a su muerte en 1847. Un set de ilustraciones de 1884 para 'El Cuervo', de Gustave Doré, se exponen en la segunda planta. Una serie de videos y otras muestras relacionadas con la vida de Poe y con su muerte (incluyendo varias de las botellas de coñac dejadas año tras año sobre la tumba de Poe, así como una reimpresión contemporánea de la infame necrológica de Griswold, de la edición de 1849 del Philadelphia Dollar Newspaper). Algunos muebles de la época, aunque no los de Poe, se exhiben también en el piso de arriba.

Escritos presumiblemente creados en esta casa

Determinar las fechas exactas de la composición de las obras de Poe es a veces complicado, ya que muchos trabajos iniciales fueron rechazados por los editores durante años, como sucedió con las once historias que Poe escribió en la colección titulada "Tales from the Folio Club" (Cuentos del Club Folio). Aunque siempre fue intención de Poe que esas historias se imprimiesen en conjunto, con un narrador diferente en cada cuento al estilo de los Cuentos de Canterbury de Chaucer, no fue capaz de encontrar un editor y se vio obligado, por problemas económicos, a imprimirlos fuera de contexto como piezas individuales. Es razonable asumir que las siguientes obras fueron escritas durante su estancia en la calle Amity: Mensaje hallado en una botella, El visionario, Sombra (parábola), Silencio (fábula), Berenice, Morella, El rey peste (relato con alegoría), Hans Pfall, Himno latino, Enigma, Serenata, A..., El coliseo, A Elizabeth, A Mary... así como otros artículos y revisiones.

Final


Al principio fue el miedo. Se sabe que Edgar temía la oscuridad, que no podía dormir, que Muddie debía quedarse horas a su lado, tendiéndole la mano. Cuando se apartaba al fin de su lado, él abría los ojos. "Todavía no, Muddie, todavía no..." pero de día se puede pensar con ayuda de la luz, y Edgar es todavía capaz de asombrosas concentraciones intelectuales. De ellas va a nacer Eureka, así como del fondo de la noche, del balbuceo mismo del terror, rezumará la maravilla de Ulalume.
El año 1847 mostró a Poe luchando contra los fantasmas, recayendo en el opio y el alcohol, aferrándose a una adoración por completo espiritual de Marie Louise Shew,  que había ganado su afecto durante la agonía de Virginia. Ella contó más tarde que Las campanas nacieron de un diálogo entre ambos. Contó también los delirios diurnos de Poe, sus imaginarios relatos de viajes a España y a Francia, sus duelos, sus aventuras. Mrs. Shew admiraba en genio de Edgar y tenía una profunda estima por el hombre. Cuando sospechó que la presencia incesante del poeta iba a comprometerla, se alejó apenada, como lo había hecho Frances Osgood. Y entonces entra en escena la etérea Sarah Helen Whitman, poetisa mediocre pero mujer llena de inmaterial encanto, como las heroínas de los mejores sueños vividos o imaginados por Edgar, y que además se llama Helen, como él había llamado a su primer amor de adolescencia. Mrs. Whitman había quedado tempranamente viuda, pertenecía a los literati y cultivaba el espiritismo, como la mayoría de aquéllos. Poe descubrió de inmediato sus afinidades con Helen, pero el mejor índice de su creciente desintegración  lo da el hecho de que, en 1848, mientras por una parte mantiene correspondencia amorosa con Mrs. Whitman, que aún hoy conmueve a los entusiastas del género, por otra parte conoce a Mrs. Annie Richmond, cuyos ojos le causan una profunda impresión (uno piensa en los dientes de Berenice), y de inmediato la visita, gana la confianza de su esposo, de toda la familia, la llama "hermana Annie" y descansa en su amistad, encuentra ese alivio espiritual que requería siempre de las mujeres y que una sola era ya incapaz de darle.
Los movimientos de Edgar en estos últimos tiempos son complicados, fluctuantes, a veces desconocidos. Dio alguna conferencia. Volvió a su Richmond, donde bebió terriblemente y recitó largos pasajes de Eureka en los bares, para estupefacción de honestos ciudadanos. Pero también en Richmond, cuando recobró la normalidad, pudo vivir sus últimos días felices, porque tenía allí viejos y leales amigos, familias que lo recibían con afecto mezclado de tristeza, y quedan crónicas de paseos, bromas y juegos en los que Eddie se divertía como un chico. Asoma entonces (parece que en una de sus conferencias) la imagen de Elmira, su novia de juventud, que había quedado viuda y no olvidaba al hombre de quien la apartara una conjura familiar. Edgar debió de verla y pensar en ella. Pero Helen lo atraía mágicamente y volvió al Norte con la expresa intención de proponerle matrimonio. Helen era incapaz de resistir la fascinación de Poe, pero no se sentía muy dispuesta a casarse de nuevo. Prometió reflexionar y decidirse. Edgar se fue a esperar su decisión a casa de Annie Richmond, lo cual es perfectamente característico.
El resto se vuelve cada vez más brumoso. Poe recibe una carta indecisa de Helen y, entretanto, su afecto por Annie parece haber aumentado tanto que, al separarse de ella, le arrancó la promesa de que acudiría a su lecho de muerte. Desgarrado por un conflicto entre imaginario y real, Edgar partió dispuesto a visitar a Helen, sin llegar a su destino. "No me acuerdo de nada de lo sucedido", diría luego en una carta. Pero él mismo narra su tentativa de suicidio. Compró láudano y bebió la mitad del frasco en Boston. Antes de tener tiempo de tomar la otra mitad (que lo hubiera matado) sobrevino la reacción de un organismo ya habituado al opio, y Edgar vomitó el exceso de láudano. Cuando más tarde llegó a casa de Helen tuvo lugar una escena desgarradora, hasta que ella consintió en el matrimonio si Edgar le prometía abstenerse para siempre de toda droga o estimulante. Poe lo prometió, volviendo al cottage de Fordham, donde Mrs. Clemm lo esperaba angustiada por su larga ausencia y los rumores que llegaban sobre las locuras de Eddie.
Quien quiera asomarse al Poe de esos días deberá leer la correspondencia enviada desde ese momento a Helen, a Annie, a algunos amigos; la miseria, la inquietud, una angustia que la promesa de Helen no alcanza a borrar -se diría que todo lo contrario-, configuran el clima indefinible de las pesadillas. Edgar sabía que las literati batallaban para disuadir a Helen y que la madre de ésta temblaba por las consecuencias del matrimonio. Le disgustó profundamente que en la redacción del contrato de bodas los escasos bienes de Mrs. Whitman fueran puestos deliberadamente a salvo de su alcance, como si le creyeran un aventurero. en vísperas de la boda pronunció una conferencia que fue aplaudida con entusiasmo, pero simultáneamente Helen se enteró de las visitas de Edgar a casa de Annie y de los rumores, por lo demás perfectamente falsos, que circulaban al respecto. Edgar había bebido con unos amigos, aunque sin embriagarse. Todo ello provocó a último momento la negativa de Helen. Edgar suplicó en vano. Ella volvió a decirle que le amaba, pero se mantuvo firme, y el poeta retornó a Fordham en un infierno de desesperación.
Quizá este mismo infierno le ayudó a levantarse una vez más, la última. Asqueado por los rumores, la maledicencia, la sociedad de los literati y sus mezquinas querellas, se encerró en el cottage con Mrs. Clemm y luchó con los restos de su energía para salir adelante, editar, por fin, su nunca olvidad revista y reanudar el trabajo creador. De enero a junio de 1849 pareció agazaparse, esperar. Pero hay un poema, Para Annie, en el que Poe se describe a si mismo muerto, feliz y abandonadamente muerto, por fin y definitivamente muerto. Era demasiado lúcido para engañarse sobre la verdad, y cuando iba a Nueva York se entregaba al láudano con desesperada avidez. Un admirador le escribió entonces ofreciéndose a financiar la revista que tanto había deseado. Era la última oportunidad de su vida, era la última carta. Pero Edgar , como Pushkin, perdía siempre en el juego y también perdió esta vez. El final comprende dos terribles etapas con un interludio amoroso.
En julio de 1849, Poe abandonó Nueva York para volver a si cuidad de Richmond. No se sabe por qué lo hizo, como no fuera movido por un oscuro instinto de refugio, de protección. Lleno de presentimientos, se despidió de la pobre Muddie, que no volvería a verlo. De una amiga se separó diciéndole que estaba seguro de no regresar; lloraba al decirlo. Era un hombre con los nervios a flor de piel, que temblaba a cada palabra. No se sabe cómo llegó a Filadelfia, interrumpiendo su viaje al sur, hasta que a mediados de julio, probablemente después de muchos días de intoxicación continua, Edgar entró corriendo en la redacción de una revista donde tenía amigos y reclamó desesperadamente protección. La manía persecutoria estallaba en toda su fuerza. Estaba convencido de que Muddie había muerto; probablemente quiso matarse a su vez, pero el "fantasma" de Virginia lo había detenido... La alucinante teoría duró semanas enteras hasta que Edgar empezó a reaccionar. Entonces pudo escribir a Mrs. Clemm, pero el párrafo central de su carta decía: "Apenas recibas ésta ven inmediatamente... Hemos de morir juntos. Inútil tratar de convencerme: debo morir..." Sus desolados amigos reunieron algún dinero y lo embarcaron rumbo a Richmond; durante el viaje, sintiéndose mejor, escribió otra carta a Muddie reclamando su presencia. Lejos de ella, lejos de alguien que lo acompañara  y cuidara, Edgar estaba siempre perdido. El más solitario de los hombres no sabía estar solo. Apenas llegado a Richmond escribió otra vez. La carta es horrible: "Llegué aquí con dos dólares, de los cuales te mando uno. ¡Oh, Dios, madre mía! ¿Nos veremos otra vez? ¡Oh, VEN si puedes! Mis ropas están en un estado tan horrible y me siento tan mal...".
Pero los amigos de Richmond le proporcionarion sus últimos días tranquilos. Bien atendido, respirando la atmósfera virginiana que, después de todo, era la única verdaderamenet suya, Edgar nadó una vez más contra la corriente negra, como había nadado de niño para asombro de sus camaradas. Se le vio de nuevo paseando reposadamente por las calles de Richmond, visitando las casas de los amigos, asistiendo a las tertulias y a las veladas, donde, claro está, lo asediaban cordialmente para que recitara El cuervo, que en su boca se convertía en el poema inolvidable. Y luego estaba Elmira, su novia lejana, convertida en una viuda de respetable apariencia, y a quien Edgar buscó de inmediato como quien necesita cerrar un círculo, completar una forma imperfecta. Luego se diría que Edgar no ignoraba la fortuna de Elmira. Sin duda no la ignoraba; pero es tan gratuito como sórdido ver en su retorno al pasado una maniobra de cazador de dotes. Elmira aceptó de inmediato su compañía, su amistad, su pronto galanteo. En la adolescencia había prometido ser su mujer; los años habían pasado y Edgar estaba otra vez ahí, fatalmente bello y misterioso, aureolado por una fama donde el escándalo era una prueba más del genio que lo provocaba. Elmira aceptó casarse con él, y aunque hubo una etapa de malentendidos y algunas recaídas de Edgar, hacia septiembre de 1849 el matrimonio quedó definitivamente concertado para el mes siguiente. Decidióse que Edgar viajaría al Norte en busca de Muddie, y para entrevistarse con Grimwold, quien había aceptado ocuparse de la edición de las obras del poeta. Edgar pronunció una última conferencia en Richmond, repitiendo su famoso texto sobre El principio poético, y la delicadeza de sus amigos halló la manera de proporcionarle el dinero necesario para el viaje. A las cuatro de la madrugada del 27 de septiembre de 1849, Edgar se embarcó rumbo a Baltimore. Como siempre en esas circunstancias, estaba deprimido y lleno de presentimientos. Su partida a hora tan temprana (o tan tardía, pues había pasado la noche en un restaurante con sus amigos) parece haber obedecido a un repentino capricho suyo. Y desde ese instante todo es niebla, que se desgarra aquí y allá para dejar entrever el final.
Se ha dicho que Poe, en los períodos de depresión derivados de una evidente debilidad cardíaca, acudía al alcohol como un estimulante imprescindible. Apenas bebía, su cerebro pagaba las consecuencias. Este círculo vicioso debió cerrarse otra vez a bordo durante la travesía a Baltimore. Los médicos le habían asegurado en Richmond que otra recaída sería fatal, y no se equivocaban. El 29 de septiembre el barco atracó en Baltimore; Poe debía tomar allí el tren para Filadelfia, pero se hacía necesario esperar varias horas. En una de estas horas se selló su destino. Se sabe que cuando visitó a un amigo ya estaba ebrio. Lo que pasó después es sólo materia de conjetura. Se abre un paréntesis de cinco días, al final de los cuales un médico, conocido de Poe, recibió un mensaje presurosamente escrito a lápiz, informándolo de que un caballero "más bien mal vestido" necesitaba urgentemente su ayuda. La nota procedía de un tipógrafo que acababa de reconocer a Edgar Poe en un borracho semiinconsciente, metido en una taberna y rodeado por la peor ralea de Baltimore. Eran días de elecciones, y los partidos en pugna hacían votar repetidas veces a pobres diablos, a quienes emborrachaban previamente para llevarlos de un comicio a otro. Sin que exista prueba concreta, lo más probable es que Poe fuera utilizado como votante y abandonado finalmente en la taberna donde acababan de identificarlo. La descripción que más adelante haría el médico muestra que estaba ya perdido para el mundo, a solas en su particular infierno en vida, entregado definitivamente a sus visiones. El resto de sus fuerzas (vivió cinco días más en un hospital de Baltimore) se quemó en terribles alucinaciones, en luchar con las enfermeras que lo sujetaban, en llamar desesperadamente a Reynolds, el explorador polar que había influido en la composición de Gordon Pym y que misteriosamente se convertía en el símbolo final de esas tierras del más allá que Edgar parecía estar viendo, así como Pym había entrevisto la gigantesca imagen  de hielo en el último instante de la novela. Ni Muddie, ni Annie, ni elmira estuvieron junto a él, pues lo ignoraban todo. En intervalo de lucidez, parece haber preguntado si quedaba alguna esperanza. Como le dijeran que estaba muy grave, rectificó: "No quiero decir eso. Quiero saber si hay esperanza para un pobre miserable como yo". Murió a las tres de la madrugada del 7 de octubre de 1849. "Que Dios ayude a mi pobre alma", fueron sus últimas palabras. Más tarde, biógrafos entusiastas le harían decir otras cosas. La leyenda empezó casi enseguida, y a Edgar le hubiera divertido estar allí para ayudar, para inventar cosas nuevas, confundir a las gentes, poner su impagable imaginación al servicio de una biografía mítica.